Con este sugerente título el profesor de Sagrada Escritura de la Facultad de Teología la Universidad de Navarra, Fernando Milán, ha intervenido en el Seminario de profesores del Departamento de Disciplinas Históricas del “studium generale” de la Prelatura del Opus Dei, región de España, que ha tenido lugar en el Ateneo de Teología de Madrid.
En la presentación del Acto, el Director del Departamento ha recordado a los asistentes que el seminario de profesores se celebraba en el marco del proyecto de investigación del Departamento sobre “Violencia y hecho religioso” y ha animado a los asistentes a seguir estudiando alrededor de esta materia para poder aportar sobre esta materia en sus clases y en las próximas publicaciones.
El profesor Milán ha centrado su magnífica exposición en tres grandes apartados. En primer lugar, se ha referido al “status quaestionis” y para ello ha realizado un amplio recorrido de los autores que desde los años setenta del siglo pasado, a raíz de la publicación de René Girard de su obra “la violencia y lo sagerada”, está utilizando la presencia de la violencia en el Antiguo Testamento para atacar la veracidad del mensaje evangélico. En definitiva, se retrotraen al siglo II y a la polémica figura de Marción y su condena del Antiguo Testamento.
Asimismo, se ha referido el profesor Milán pormenorizadamente a los textos que actualmente están siendo malinterpretados y que han sido utilizados por los “nuevos ateos” para atentar contra las religiones monoteístas, como la Iglesia Católica, pues afirman que “Dios no puede tener dos rostros: el de la salvación y la misericordia y el de la condena y la venganza como el sentido literal de algunas expresiones bíblicas parece afirmar”.
Seguidamente, ha recordado que este es un problema antiguo que ha rebrotado con gran virulencia desde el 11-S bajo la acusación de que los monoteísmos llevan innata la violencia por su intolerancia. Para abordarlo, ha señalado, es necesario recordar que se trata de un problema de hermenéutica, pues estos autores, como otros de épocas anteriores, no tienen en cuenta el marco histórico em el que los hagiógrafos redactaron esos textos, las referencias culturales que tenían de los imperios de la época y sus modos de actuar; el marco literario, es decir los modos de decir hebreros tan dados a los juegos de palabras y referencias a los castigos que muchas veces no llegaban a hacerse; las divinidades del Oriente próximo eran crueles, señores de sus ejércitos; la hermenéutica de los géneros literarios, etc.
Finalmente, al hilo de unas palabras de Benedicto XVI sobre las materia, ha recordado cómo los santos Padres, especialmente san Ireneo de Lyon, Orígenes y San Agustín, se referían en sus comentarios a esos pasajes, al sentido alegórico, espiritual y mistagógico que encierran y subrayaban la importancia de extraer la conclusión espiritual a la luz del Nuevo Testamento que es la clave hermenéutica. En efecto, en el documento del 2014 de la Comisión Teológica Internacional sobre el monoteísmo cristiano, recuerda la “Dei Verbum” n. 42, donde se señala que en Cristo, Príncipe de la paz, el Siervo de Yahvé del profeta Isaías, se comprende todo, pues Él se entregó voluntariamente en un sacrificio de valor infinito para alcanzar la salvación del género humano.
José Carlos Martín de la Hoz
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