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Javier García Martínez defendió su tesina

El sábado 20 de abril, en el marco del Máster de Pastoral Familiar organizado por la Asociación Persona y Familia y la Universidad Francisco de Vitoria, se llevó a cabo la defensa de la tesina con título “La dinámica del deseo en las nuevas técnicas de reproducción asistida” por parte del diácono castrense D. Javier García Martínez.



Cuando hablamos de las técnicas de reproducción asistida (TRAs), es decir, de la llamada procreación artificial, en ocasiones se piensa que su valoración moral se debe únicamente a su artificialidad. Según esta opinión común, la Iglesia no aprobaría la procreación artificial por ser artificial, es decir, no natural, como no aprobaría la contracepción por el mismo motivo, pero sí los llamados métodos naturales.


Pero esto no es así, ya que en el campo médico es donde la “artificialidad” de las técnicas tiene menos probabilidades de tener una connotación negativa, como en el caso de la alimentación artificial o el trasplante de órganos. Precisamente la medicina es el arte de la conservación de la naturaleza humana sana, y para ello emplea productos de alta tecnología para ese fin, tal y como puede ser un marcapasos, para que las personas, es decir, seres vivos de naturaleza corporal y espiritual, sigan con vida.


Es por ello que el objeto de la tesina es valorar la moralidad de estas técnicas, pero no desde los diversos problemas bioéticos que de estas se derivan, sino del cambio que se produce en las dinámicas del deseo de los padres para con los hijos cuando se emplean estas técnicas. Así, la pregunta que se buscó responder es: ¿es lícito moralmente engendrar una vida humana para satisfacer el deseo de tener un hijo?

Comenzó explicando de manera divulgativa las principales técnicas de reproducción asistida que se emplean actualmente. Posteriormente, y para situarlas en su contexto, resumió las principales valoraciones que el Magisterio de la Iglesia ha realizado sobre estas técnicas.


Ya que el núcleo del trabajo se basa en los cambios que se producen en las dinámicas del deseo, asentó las bases explicando dicha dinámica, para posteriormente ver de qué manera se integra esta dinámica con la lógica del don. El corazón de la defensa se situó en analizar la manera en la cual se producen cambios en las dinámicas del deseo de los padres al emplear y realizar una valoración moral de estas en base a estos cambios, y en la integración entre este y el don del hijo con el uso de estas técnicas. Es por ello que, a pesar del sufrimiento que produce la falta de hijos, no es justificable su empleo para satisfacer el deseo de los padres. Para terminar, no se puede despreciar el sufrimiento de los padres que no son capaces de tener hijos, por lo que el final de la defensa fue un epílogo para dar algunas indicaciones sobre este tema.

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