El Ateneo de Teología en Roma, Jubileo con el Papa.
- tonovelasco
- 16 ago
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Era el mes de junio. Uno de esos domingos en que nos juntamos para rezar, tener un medio de formación y cenar juntos nos dijimos … y si nos vamos al Jubileo de los jóvenes en Roma … ¡y nos animamos!

Había que preparar todo, claro. Es cierto que el lugar de estancia en Roma estaba -al menos- apalabrado. El sitio era excepcional en el ámbito urbano de la Universidad Urbaniana: ahí se encuentra el CIAM que es un Centro Internacional de Animación Misionera. Muy pegado a San Pedro, entre la Casa Generalicia de la Compañía de Jesús y la de los Agustinos. Y ¿cómo vamos? Se nos ocurrió entonces la posibilidad de la furgoneta. Había que conseguirlas. Dos Asociaciones juveniles de Madrid, Jara y Mizar, nos cedieron las suyas. También la Parroquia del Santísimo Cristo de la Victoria nos dejó otra.
Trazamos el Plan: ¡era una Peregrinación a Roma! Y así había que interpretarlo. Íbamos con el objetivo de rezar mucho y ganar el Jubileo del Año Santo. ¡Ver al Papa! Escucharle, acoger su mensaje, guardarlo en nuestro corazón, hacer cosa nuestra sus propuestas. Compartir con jóvenes de todo el mundo la alegría de un encuentro juntos con Cristo.
Nuestra primera etapa de peregrinación llegó hasta Lourdes: ahí pasamos la primera noche: tiempo para rezar el Rosario y arrodillarnos ante la Santísima Virgen en el lugar de sus apariciones. El pueblo de los jóvenes nos acogió de modo admirable. Luego la Procesión de antorchas, el Rosario otra vez y de nuevo a la Gruta de las Apariciones; ¡qué fácil era todo! Estábamos a gusto y con ganas de parar el tiempo para disfrutar lo máximo posible.

La segunda etapa nos llevó a Génova: allí las Hijas de María Auxiliadora (Salesianas) nos habían preparado una buenísima cena de pasta de la que no quedó nada de nada. Dormimos, Misa por la mañana igual que en Lourdes ¡maravillosa Capilla, espléndida para rezar y acompañar al Señor!
Llegamos a Roma: ¡gran ilusión en todos! Nadie imaginaba el lugar aunque lo habíamos contado. La cúpula de San Pedro la podías tocar con la mano. Escogemos habitación cada uno a su gusto: toca cenar y primer paseo a San Pedro: -bajar unas escaleras hasta llegar a San Pedro para un primer Rosario-, contabais algunos por la plaza casi solitaria caminando, y el primer helado italiano.
El día siguiente nos visita Monseñor Mariano Fazio, gran amigo del recientemente fallecido Papa Francisco; nos permite escuchar el audio que guarda del Papa en el que le felicita el cumpleaños. Para nosotros que estrenamos la vida, nos parece tan apasionante que no salimos de nuestro asombro. Contesta nuestras preguntas y nos ayuda a que nuestro corazón pueda latir al unísono con el corazón de Pedro -ahora Papa León XIV- al recordar su primer encuentro muy personal con él.

Tiempo para la Iglesia Prelaticia del Opus Dei: celebración de la Santa Misa, momentos de oración ante San Josemaría, pidiendo por tantas cosas, y visita detenida a cada lugar del templo -planta basilical- que lleva la impronta de la idea que el mismo San Josemaría transmitió a los que ejecutaron la obra.
Fin de semana en Tor Vergata: recibimos la mochila, el pase, y recogemos el alimento de fin de semana preparado por la organización. Todos emocionados en la Vigilia de oración con el Papa León … echabas una mirada y se te perdía entre la multitud. Un millón venidos de todo el mundo: el Papa dialoga con nosotros sobre temas como la amistad, la toma de decisiones, la búsqueda del bien, respondiendo a preguntas que le hacían compañeros nuestros venidos de distintas partes del mundo. Hubo tiempo también para la oración, la adoración Eucarística y la reflexión sobre el Evangelio: los discípulos de Emaús. Era un momento clave del Jubileo de este Año Santo 2025. El Papa León XIV resaltó la importancia en nuestra vida de la amistad con Cristo, la oportunidad de tomar decisiones valientes basadas en el amor de Dios, y sobre aspectos propios de la vida cristiana, la fe y el futuro. Su idea quedaba clara, se proponía animarnos a ser testigos del Evangelio en el mundo.
La noche se avecinaba allí en el campo larga, muy larga, pero todos muy felices de encontrarnos junto al Vicario de Cristo.
Y la traca final … esa que parece no se acaba: nosotros, un millón venidos de 146 países y el Papa. El Papa llega en helicóptero y nos ve a todos. Nos acompañan 7.000 sacerdotes y 450 Obispos. Es ese momento en que todos pensamos ¡que esto no se acabe! Múltiples cadenas de televisión ofrecen las imágenes al mundo. El Papa ha reunido a tantos jóvenes para fortalecer su fe y compartir la alegría del Evangelio. El Papa nos animó a todos a ser signos vivos de que un mundo diferente SÍ ES POSIBLE: promoviendo la paz, la fraternidad y el diálogo frente a los conflictos actuales. Exhortó a compartir la fe con entusiasmo y regresar cada uno a su tierra como testigo de justicia y esperanza.
“Ha valido la pena venir” me decían mientras caminábamos hacia las furgonetas. Han sido días de esos que por un tiempo vas a recordar. Nos queda la vuelta, pero eso saldrá en lo que podemos llamar hay razón para la esperanza. 2025 es EL JUBILEO DE LA ESPERANZA.
Aquí tenéis un vídeo con algunas de los momentos que vivimos:
José Ignacio Varela González
Ateneo de Teología