El profesor y estudioso Cesar Olivera, especialista en historia medieval e Investigador del CSIC, ha dictado una conferencia sobre “Cruzada y guerra santa en la Edad Media”, dentro del seminario de profesores de historia de la Iglesia que se desarrolla habitualmente en el Ateneo de Teología de Madrid, ante la presencia de un nutrido grupo de historiadores interesados en la materia.
Indudablemente, ante la amplitud de la cuestión, el profesor Olivera se ha visto obligado a presentar una visión general de los acontecimientos y ha glosado los diversos tipos de cruzadas que tuvieron lugar en ese tiempo, comenzando por la acuñación del término cruzada o peregrinación tras el Concilio de Clermont (1095) y su posterior aplicación a la primera cruzada convocada por Urbano II.
El rápido pero preciso desarrollo efectuado por el profesor Olivera de los acontecimientos de las ocho o nueve cruzadas, dependiendo del criterio que se adopte para su calificación, tuvo como objetivo explicar la reconquista de los santos lugares para devolverlos a la piedad y veneración del pueblo cristiano.
Indudablemente, tanto desde el punto de vista del imperio bizantino, como de los musulmanes que habían conquistado esas tierras a sangre y fuego, el juicio de aquellas cruzadas es que se llevaron a cabo con extremada violencia. De hecho, es lo que suelen presentar, todavía más exageradamente, los medios de comunicación, los videojuegos, las novelas históricas y las super producciones que se enmarcan en ese periodo.
Especialmente desagradable y lleno de desfiguraciones históricas se presenta hoy día en la historiografía, la figura de las ordenes de caballería y, especialmente, la extinta por decisión papal de los templarios (1312) cuya figura ha sido denostada y ensombrecida por muchas y graves difamaciones. Los documentos, por el contrario, demuestran que su desaparición y reparto de sus bienes fue un crudo ejemplo de desamortización orquestada por el rey Felipe IV de Francia.
Es interesante subrayar que, tanto en las cruzadas para reconquistar Jerusalén como en la cruzada de Europa contra los cátaros y albigenses, fueron dos santos quienes resolvieron los problemas de fondo. San Francisco de Asís, alcanzó un pacto con Saladino que, todavía permanece, de encomendar a los franciscanos la Custodia de los Santos Lugares y autorizó las peregrinaciones a los Santos Lugares. Y santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de predicadores, que llevó a cabo, junto con los franciscanos y otros, la gran tarea de la predicación al pueblo cristiano, es decir, la verdadera solución ante la herejía albigense que pudo asolar Europa.
Lógicamente, al final, el profesor Olivera se ha centrado en la Reconquista que tuvo lugar en España desde finales del siglo VIII hasta 1492, cuando se produce la caída del reino de Granada y los Reyes Católicos pueden dar la noticia a la Santa Sede del restablecimiento de las antiguas diócesis que confirmaban la Hispania cristiana del final del imperio romano. En ese sentido, ha subrayad Olivera, la reconquista sería una restauración de la cristiandad romana en Hispania.
José Carlos Martín de la Hoz
Madrid 18 de noviembre de 2022