Del 1 al 7 de agosto tuvo lugar el 35 festival de la juventud en Medjugore, población de Bosnia Hercegovina, donde la Santísima Virgen es venerada como Reina de la Paz.
Participaron más de sesenta mil personas, de ochenta nacionalidades, incluidos unos ochocientos sacerdotes.
Del Ateneo de Teología estuvieron José Miguel, con veinte jóvenes profesionales de la parroquia de Santa María Magdalena, y Álvaro con los jóvenes de la diócesis de Castellón (organizados por la delegación diocesana de infancia y juventud con su delegado Manuel Díaz).
Cada día tenían lugar catequesis, testimonios y el rezo del santo rosario. Después, la Santa Misa, presidida por algún obispo y concelebrada por los presbíteros y, por la noche, adoración del Santísimo, en un clima de devoción, recogimiento y profunda piedad: llamaba poderosamente la atención -ayer mismo lo recordaba con algunos sacerdotes con los que pude reunirme en el Ateneo de Teología- el impresionante silencio que había; y en medio de ese silencio se rezaba. El coro y orquesta de jóvenes facilitaba, por momentos, el clima de oración. Álvaro se refería también fruto espiritual de estos días recordando la vela al Santísimo durante la noche, y las horas (muchas) dedicadas al confesonario: estoy reventado, decía, pero muy contento de esta peregrinación. He tocado la presencia del Espíritu en las conversiones habidas y en los momentos continuos de oración. Conocí jóvenes del Camino de otros lugares todos muy majos. Cansado porque de noche subimos al monte de las apariciones, rezamos. Realmente se toca la gracia.
Además, había más de ochenta sacerdotes escuchando confesiones mañana y tarde.
En definitiva, el encuentro supone un acontecimiento eclesial espléndido, que recuerda a las jornadas mundiales de la juventud. Una esperanzadora manifestación universal y católica de fe y amor de Dios. Indudablemente, tanta oración al Señor y a su madre bendita darán muchos frutos de santidad, evangelización y vocaciones.
José Miguel Granados Temes