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Anticlericalismo del siglo XIX

Después de escuchar la intervención del profesor Paredes en el seminario de profesores de historia celebrado en el Ateneo de Teología de Madrid, se ha despertado en todos los oyentes el interés por conocer mejor ese período de nuestra historia.



El siglo XIX español verdaderamente es, en opinión del doctor en filosofía y letras, Profesor Javier Paredes, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá de Henares, el período más complicado de toda la larga y compleja historia de España.


Para demostrarlo le ha bastado con derrumbar dos mitos que todos los presentes en la conferencia, profesores de historia de la Iglesia y de historia civil provenientes del studium generale del Opus Dei y de las universidades de san Dámaso de Madrid, Europea de Madrid, CEU-San Pablo de Madrid, Francisco de Vitoria, Complutense, Autónoma, etc., teníamos: las veleidades atribuidas a la reina Isabel II de España y al carácter dudoso del rey don Francisco de Asís. Efectivamente, la documentación relativa a los siete embarazos seguidos de la Reina llevados a término de los que sólo uno, el futuro Alfonso XII, llegó a feliz crecimiento, demuestran a las claras que esas dudas deben ser reconsideradas.


Indudablemente, el siglo XIX se caracteriza por el intento de los gobiernos liberales y de los sucesivos golpes de estado de militares -masones o no-, pero todos ellos y sus seguidores fervientes partidarios del partido liberal, de imponer al pueblo español en su mayoría carlista o sencillamente amante de la monarquía y del buen hacer de unos ministros que en principio deseaban lo mejora para el pueblo, sus decisiones basadas en el anticlericalismo como primera propuesta antes de empezar a hablar.


Lógicamente el anticlericalismo terminó por mutarse en odio a la Iglesia católica y pretensión de erradicarla de la vida publica para reducirla al olvido o a lo recóndito de las conciencias. De ahí, que la primera medida fue exclaustrar a todos los religiosos de modo que pudieran hacerse con sus propiedades y, posteriormente, malvenderlas pretendiendo con las desamortizaciones, civil y eclesiástica, devolver el dinero a los pobres a través de los bolsillos de los liberales que gobernaban capilarmente todas las instituciones del Estado.


El anarquismo nacería al ver el pueblo cómo se arrebataban las tierras a las instituciones religiosas que les habían proporcionado un modo de vida y regían la pública caridad, para convertirles en verdaderos siervos de la gleba y producir la mayor defraudación posible que es robarles la conciencia en nombre del pueblo y de la libertad.



La enumeración de las características de los liberales conservadores y de los liberales exaltados, posteriormente convertidos en liberales progresistas, le ha bastado al profesor Paredes para demostrar cómo la “cuestión religiosa” terminó por convertirse en persecución abierta y, a la vez, dominio del clero secular y de los obispos para convertirlos en aquellos que debían adoctrinar al pueblo para someterlo a unas autoridades que sólo velaban por su enriquecimiento personal y familiar.


José Carlos Martín de la Hoz


Director del Departamento de Disciplinas Históricas

Studium Generale del Opus Dei

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