El pasado sábado 26 de marzo de 2022 ha tenido lugar en el Ateneo de Teología un coloquio con Jorge Gutiérrez Berlinches, autor del libro “La trampa del sexo digital” e impulsor de la asociación Dale Una Vuelta, que ofrece multiplicidad de recursos e información sobre la pornografía y sus efectos.
Tras presentarse y esbozar el panorama de la pornografía desde sus aspectos más generales, ha ofrecido los resultados de un estudio estadístico realizado en una muestra de 50.000 jóvenes, cuyos resultados muestran unos datos más que elocuentes en relación al consumo de pornografía, como por ejemplo, que la mayoría de los jóvenes se conecta al móvil u ordenador a partir de las 23:00 ó 24:00 h de la noche, o también, que casi todos ellos duermen con el Smartphone en su habitación. Estos datos revelan la importancia de otros factores indirectos que llevan o facilitan el consumo de la pornografía.
Otro de los aspectos que Jorge ha tocado ha sido la visión que tiene el mundo acerca de la pornografía y su consumo, y cómo es considerada a los ojos de instituciones públicas o internacionales. Hablando de otro modo… ¿ver pornografía es o no es una adicción?
El autor del libro ha hecho una distinción sobre los tipos de adicción. Dentro de esta tipología se encuentran las sustancias adictivas y las conductas adictivas. La mayoría de las instituciones definen el consumo habitual de la pornografía como una “actitud sexual compulsiva”, de hecho, ni se considera de por sí negativa ni su uso compulsivo, o se contempla como adicción, sino que se clasifica como un “uso problemático de la pornografía”. La valoración actual de la sociedad acerca de la pornografía es que si en el material se muestra violencia, es negativa, de lo contrario, no tiene por qué.
A medida que ha ido avanzando su exposición, Jorge Gutiérrez ha expuesto algunos de los principales problemas que presenta la adicción a la pornografía en los jóvenes y adolescentes. “A diferencia de otras adicciones que implican el consumo de sustancias como el alcohol u otros, en el consumo de pornografía el cuerpo no pone un límite”, comentaba. Es una trampa, porque se unen dos componentes que de por sí pueden ser muy adictivos: las pantallas y el sexo, “el perfecto cóctel molotov”.
Durante toda su trayectoria tratando y acompañando a personas enganchadas a la pornografía, Jorge se encontró con todo tipo de experiencias. En el Ateneo ha compartido algunos de los comentarios que le hacían los jóvenes, para ilustrarnos los problemas de fondo que se esconden detrás del uso de la pornografía que, muchas veces, trata de utilizarse como un “remedio” para heridas, situaciones desagradables o “emociones descontroladas”. Uno de los chicos le decía que consumía porno para evadirse de las peleas en casa de sus padres, otro para “aliviar” el estrés, para olvidar… “De acuerdo que es una experiencia vacía, pero es la mejor de las experiencias vacías” le expresó uno de los chavales. Sin embargo, todos ellos después de ver pornografía se sentían más vacíos, más tristes y sin sus encrucijadas resueltas; con la herida “más abierta” si cabe. Como en un espejismo, su ilusión es convincente y atractiva, pero al tocar la realidad, se desvanece dejando no sólo el mismo desierto de antes, sino también el desaliento y desánimo de haber puesto la confianza en una falsa y ficticia visión nebulosa.
La pornografía engancha tanto “porque afecta directamente al corazón”. El adicto a la pornografía, con el tiempo, se aísla, trastoca sus relaciones sociales, anula sus aficiones y gustos, encerrándolo en sí mismo y en su soledad. El porno presenta los 6 componentes de las adicciones, entre los cuales están por ejemplo la tolerancia, la abstinencia o la recaída. Pero lo que la hace más potente es que el modelo en el que se oferta la pornografía también favorece la adicción. Entre entendidos se habla de la triple A: Accesible, Anónimo y Asequible. Esto, sumado a que la sexualidad traspasa por completo nuestra persona, explica por qué se da este escenario en nuestro país y alrededor del mundo entero.
Pero, ¿cómo repercute esto en la vida de las personas que ven pornografía? Al final de la charla, Jorge ha presentado algunas de las consecuencias que se derivan de esta epidemia. La mayoría pierde el interés por el sexo real, se distorsiona la mirada y se encuentra a las personas reales menos atractivas. Se produce un aislamiento y, en definitiva, una pérdida de las relaciones humanas que anteriormente uno mantenía.
Aunque la visión de esta realidad se presenta negra y oscura, lo cierto es que hay esperanza y la recuperación es más que posible. Se puede escapar de la trampa. Por ello, el autor ha querido terminar mostrando cómo podemos ayudar a personas que se encuentren en esta situación y qué consejos les podemos dar.
En primer lugar, por supuesto, recomienda evitar cualquier contacto directo con imágenes o vídeos pornográficos, de desnudos o sugerentes. También es importante evitar estímulos desencadenantes o detonantes, que pueden ser muy variados, puesto que puede ser cualquier estímulo que te lleve a ver pornografía, como quedarte muy solo, estar aburrido, navegar sin rumbo por la web, etc. Desde un aspecto más positivo, puede ayudar el tener la foto de un familiar, una imagen de la Virgen o un objeto religioso que te recuerde que merece la pena resistir la tentación por un amor más grande. Tener alternativas en momentos cercanos a la posible caída, como llamar a un amigo para preguntarle cómo le va, o dar un paseo. Saber qué problema de fondo se esconde detrás del uso de la pornografía también ayuda a centrarse en solucionarlo por su raíz. Es indispensable también preguntarse a uno mismo por la disposición a afrontar la adicción, si realmente se quiere cambiar, si se tienen proyectos u horizontes que me muevan a dejar la pornografía.
Descubrir que la lucha no la puedes vencer solo y que no estás solo, que hay alguien que te ama sin medidas y con todo lo que eres, lo cambia todo en el combate contra la tentación. Mostrar que hay una sexualidad plena, buena, sana y que te impulsa a entregar la vida, es reconfortante para toda persona, y tener esta sexualidad como horizonte, es imprescindible para fijar nuestra mirada en la belleza de nuestro ser y en la de la creación que Dios nos ha regalado. Para que, como el salmista, toda persona pueda decir: “Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador: la trampa se rompió, y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.” Sal 123,7-8
Juan
Estudiante de Magisterio (Educación Primaria)
Especializado en Música y Religión