El Vicario del Opus Dei en España compartió con nosotros en el Ateneo de Teología uno de los días de encuentro que habitualmente tenemos.

Hoy lunes, cinco de febrero de 2024, nos ha visitado en el Ateneo de Teología don Ignacio Barrera, vicario del Opus Dei en España. Nos dio el círculo: medio de formación tradicional -al que acudimos cada semana los sacerdotes que nos hemos vinculado a la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y que nos integramos en este Ateneo- con el objeto de mejorar nuestra vida interior, escuchar un comentario sobre el Evangelio del día, repasar una de las prácticas de piedad propias de nuestro plan de vida espiritual, y prestar atención a algún otro tema que nos facilita una mayor comprensión del espíritu de la Obra o análisis de alguna otra cuestión que siempre puede interesar a un sacerdote. Un tiempo de examen personal y otras oraciones completan esta reunión.
Después compartió con los veinticinco sacerdotes que nos habíamos juntado el almuerzo en un clima de fraternidad. Uno de los sacerdotes, José Miguel, me recordó esto y pensé entonces en unas palabras del Cardenal Macharski, Arzobispo de Cracovia, sucesor de San Juan Pablo II en esa sede episcopal que, al ser invitado en una ocasión parecida hizo el comentario sobre el almuerzo al que definió como la “expresión material de la fraternidad sacerdotal”. Justo hoy coincidía la celebración de cumpleaños de dos de los presentes.

En la tertulia nos habló de un reciente encuentro en Roma con el Padre, el Prelado del Opus Dei, en unas jornadas de trabajo, y refirió cómo nos anima a rezar con paz e intensidad por la Obra, y especialmente por el tema de los nuevos estatutos.
También nos refirió su próximo viaje a Jerusalén para visitar a los hombres y mujeres de la Obra, que se mantienen con mucha calma en la difícil situación bélica de aislamiento. Nos contó, asimismo, las numerosas visitas y encuentros con obispos españoles, quienes le manifiestan su afecto y gratitud a la Obra. Y nos habló de la situación planteada en relación al Santuario de Torreciudad con el obispo de la diócesis de Barbastro que, con paciencia, se va encauzando. Por último, nos animó a seguir trabajando con alegría en la diócesis y a promover con tesón la pastoral vocacional para los seminarios.
José Ignacio Varela
Ateneo de Teología