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El icono de la Madre de Dios de Fátima

El sacerdote Aleksandr Burgos explica desde Rusia la Nueva Consagración del país al Inmaculado Corazón de María. El Padre Aleksandr Burgos participó, durante el otoño pasado, en las jornadas teológicas de El Soto del Real.





Escribo este pequeño artículo desde San Petersburgo, junto al Icono ruso de la Madre de Dios de Fátima, llamado “en Ti la Unidad”, venerado en toda Rusia, y también en Ucrania. El icono lo escribió un iconógrafo ruso ortodoxo en el año 2006. Tiene en el centro un medallón que lleva escrita en paleoeslavo la palabra “Serdtse”, que significa corazón. Es un Icono del Corazón de María escrito para promover la devoción al Corazón Inmaculado en Rusia, en unión con el mensaje de la Virgen en Fátima. En la parte izquierda lleva escrito un título, “en Ti la Unidad”. Es un Icono “ecuménico”, pues la Madre nos recibe a todos, católicos y ortodoxos, ante su presencia. El icono añade algo a lo que las estatuas nos dicen de Fátima, pues, mediante la técnica de la iluminación, todo icono habla de la luz y en Fátima los pastorcillos eran continuamente iluminados por la “luz que es Dios”, -como decía Francisco- que emanaba de los brazos de la Señora. “Para que no desfalleciesen -escribe Sor Lucía muchos años después- los sumergió en la Luz de su inmenso Ser, cuyo fulgor me inunda, me atrae, y me cautiva. Ella va hasta donde no sé, a Ella quiero seguir, quiero adorar, quiero servir y amar, ¡ser para Ella Hostia de eterna alabanza!”


Mi parroquia es una pequeña comunidad de católicos de rito bizantino ruso, en la que también están integrados fieles de las dos iglesias bizantinas católicas que hay en Ucrania, la de la Ucrania relacionada con la antigua Rzeczpospolita polaco-lituana con sede en Kiev desde hace pocos años, aunque la mayoría de fieles esté en Lvov y la de la Ucrania del antiguo imperio austrohúngaro con sede en Úzhgorod. Como se puede comprender para todos nosotros son tiempos de un gran sufrimiento (nervios, angustias, noches sin dormir, ansiedades, llantos inconsolables) por los parientes cercanísimos, hijos, sobrinos, nietos, amigos de toda la vida que están sufriendo en Ucrania, por los desplazados, por los soldados rusos y ucranianos muertos en combate, por la Jarkov destrozada, por el Donbass arrasado, por los disidentes, por la criminalización de nuestra querida Rusia en todo el mundo occidental, por la pobre y amada Kiev adonde tantas veces hemos ido en peregrinación a rezar a Santa Sofía y al Monasterio de las Cuevas donde comenzó el monacato ruso, por los que están perdiendo su trabajo debido a las sanciones … quizás seamos los que estamos más cerca de todas las partes. Gracias a Dios por ahora entre nosotros no ha habido disensiones y seguimos queriéndonos como hermanos y procurando rezar por todos, ayudar a todos y hablar lo menos posible de política.


Nuestra parroquia está muy unido al icono de Fátima “en Ti la Unidad”, de hecho, hay una “Hermandad en honor del Icono de la Madre de Dios de Fátima” y a Ella le encomendamos cada día todo lo que tenemos. Nuestro Obispo Werth nos ha aprobado la construcción de un santuario en honor de este icono para difundir el mensaje de Fátima, agradecer a la Virgen su amor por Rusia y orar por la Unidad y por la Paz y en eso estamos, esperando encontrar fondos para poder realizarlo. Yo personalmente desde hace muchos años me dedico a difundir el mensaje de Fátima en Rusia y en la editorial Beliy Kamen he escrito o editado varios libros sobre Fátima y los pastorcillos.


Por eso ha sido una gran alegría que el Santo Padre Francisco haya decidido volver a consagrar Rusia y a Ucrania al Inmaculado Corazón de María. Realmente nos sentimos todos mucho más protegidos en las manos de la Bogoroditsa. Yo confío mucho en la protección de Santa María, porque tengo muchas experiencias personales de esa protección, casi todas relacionadas con Fátima. Confío en que esta Consagración va a traer mucho bien al mundo, y especialmente a Rusia. Confío en ello además porque esto ya ha ocurrido al menos otra vez, en 1984.


La consagración de 1984 que cambió el destino de Rusia

En 1935 Stalin preguntó a Pierre Laval, canciller de Francia, que le pedía reducir la represión a los católicos “Ah, el papa… ¿Y cuántas divisiones tiene el papa?”. El 25 de Marzo de 1984 Juan Pablo II realizó la Consagración de Rusia tal y como la Virgen la había pedido e inmediatamente comenzó el proceso de la perestroika y un período de paz que ha durado casi 40 años.


Como se sabe en 1917 en Fátima y luego con más detalle en 1929 en Tui (Vigo) la Virgen pidió que el Papa unido a todos los obispos del mundo realizaran la Consagración de Rusia a su Corazón Inmaculado para poner fin a la persecución religiosa y a la expansión del comunismo ateo. Cuando esto se pusiese en práctica, prometió que “Rusia se convertirá y mi Inmaculado Corazón triunfará, al mundo le será concedido un tiempo de paz”. Pio XII hizo esta consagración de Rusia en 1952, pero sin contar con los obispos. Sor Lucia, a quien la Virgen se aparecía con cierta frecuencia en el carmelo de Coimbra contestó que no era suficiente porque no se había invitado a unirse al episcopado mundial, pero aseguró que la Virgen “en recompensa, promete que la guerra terminará en breve” (Carta 28 de Febrero de 1943).


La Consagración que la Virgen aceptó fue la hecha por Juan Pablo II el 25 de Marzo de 1984. Sobre esta consagración han corrido ríos de tinta sobre si fue válida o no, si era necesario pronunciar la palabra Rusia o no, si Sor Lucia dijo o dejó de decir a un periodista o a un cardenal… todos datos que no se pueden verificar. Me sorprende mucho que no se tenga en cuenta el último escrito sobre este tema de la misma Sor Lucia, titulado “Cómo veo el Mensaje a través de los tiempos y de los acontecimientos”. En este pequeño folleto ella misma explica lo que piensa sobre esta consagración y lo hace con mucha claridad:


“La palabra “convertirá” que viene de la palabra “conversión” -explica Sor Lucia- quiere decir que habrá un cambio de mal para bien. Esta consagración fue hecha por el Santo Padre Juan Pablo II, en Roma, públicamente, el 25 de Marzo de 1984. Es bien conocido de todos que se estaba en uno de los momentos más críticos de la historia de la Humanidad, en el cual las grandes potencias, hostiles entre sí, se preparaban para una guerra nuclear” Quién sino Dios, fue capaz de actuar en esas inteligencias, en esas voluntades, en esas conciencias, llevándolos a aceptar la paz? Y todavía más, moviendo a uno de los principales jefes del comunismo ateo a ponerse en camino para ir a Roma y encontrarse con el Santo Padre, y a encaminarse por vías de paz, de justicia y verdad, de libertad religiosa? … Después de todo esto, todavía hay ciegos que no ven, o no quieren ver, y dicen: Pero todavía existen guerras por este ancho mundo, y Nuestra Señora prometió paz. Sí, Nuestra Señora prometió paz en referencia a las guerras promovidas en todo el mundo, por el comunismo ateo, sin referencias a las guerras civiles, que esas siempre las hubo y habrá”. Y vuelve a insistir: “La palabra convertirá (conversión) quiere decir que habrá una transformación del mal para bien, o sea un cambio. “Y será concedido al mundo algún tiempo de paz”. Esta promesa se refiere a las guerras prometidas en todo el mundo, por el comunismo ateo, y es de esas guerras de las que la Señora dice que Su Inmaculado Corazón triunfará; que es de lo que se está hablando”.


Ante tanta claridad, sólo queda preguntarse, ¿realmente ha ocurrido lo que la Virgen prometió? ¿Rusia ha cambiado? Quizá alguno dude de tal afirmación. Sin embargo, yo quisiera subrayar que el cambio comenzó inmediatamente después de la Consagración. Me parece que comprender la rapidez con que comenzó entonces el cambio, puede dar una gran esperanza en la hora presente.


En efecto, dos semanas después, el 11 de abril de 1984 Mijail Gorvachov es elegido segundo secretario del Partido Comunista, con un Chernenko primer secretario tremendamente avejentado. Desde ese mismo momento Gorvachov no sólo es el claro aspirante al primer puesto sino que ya comienza a viajar por Europa y a preparar la Perestroika. Un año después, el 11 de marzo de 1985 fue elegido Secretario General del Partido Comunista y en la famosa sesión plenaria del Comité Central del Partido del 23 de abril anunció el comienzo de la perestroika, o reforma. Eso supone un cambio radical para la vida religiosa del país. Como dice el Metropolita Hilarión, “los cambios importantes en la vida de la Iglesia Ortodoxa Rusa comienzan en 1985 con la llegada al poder en la URSS de Mijail Gorvachov y el comienzo de la política de la perestroija y la glasnost (reforma y transparencia)” . La libertad política propicia un verdadero renacimiento religioso del país que el mismo Hilarión describe como un “segundo bautismo de Rusia”. Se han bautizado millones de personas. En la actualidad el cristianismo, en concreto el ortodoxo, es claramente apoyado por las autoridades del estado. Se han construido más de 20.000 iglesias.


Uno de mis parroquianos escribía hace ya muchos años: «Después de la consagración al Inmaculado Corazón de María pasó un año y el 23 de abril de 1985 el pleno del Partido Comunista tomó la decisión de comenzar la perestroika. Como consecuencia de la transformación interna del país y los cambios en política exterior, se produjo la caída del imperio y del sistema comunista. Y apareció una real, no formal, libertad de conciencia. A pesar de todos los problemas y dificultades que tuvieron lugar en Rusia, los cambios ocurridos permiten hablar hoy de Rusia como de un país cristiano. Yo, como es lógico, no puedo con seguridad saber la relación que existe entre estos acontecimientos, pero creo firmemente que es directa”.


Por mi parte, durante los 20 años que llevo ejerciendo mi ministerio sacerdotal en Rusia, siempre he agradecido profundamente a la Santísima Virgen por haber concedido a Rusia la libertad religiosa tras la Consagración. Es evidente que sin ella yo no hubiese podido vivir aquí. También durante muchos años he agradecido a la Virgen haber podido vivir tantos años de paz. Por eso repito con palabras de Juan Pablo II : “Gracias, Madre celeste, por haber guiado con afecto materno a los pueblos hacia la libertad” (Vigilia mariana en Fátima, 12-5-91).


La consagración por Francisco de Rusia y Ucrania: la Virgen quiere derramar gracias.

El obispo latino de Lvov, Mons. Mieczysław Mokrzycki, que es quien ha pedido al Santo Padre hacer la consagración de Rusia y Ucrania, ha explicado el motivo de esta nueva consagración. Se trata de “asegurar la paz de nuevo, tras el último estallido de la guerra”. Según él, “el Papa Juan Pablo II ya había encomendado a Rusia y al mundo entero al Corazón Inmaculado de María, y esto es cierto”. “Pero Nuestra Señora de Fátima en 1917 dijo que la consagración sería seguida por un tiempo de paz. Ese tiempo de paz ya ha pasado, así que tenemos que repetir el acto de consagración de Rusia y Ucrania”. Lo que ocurrió es que “recordamos a Nuestra Señora de Fátima, que en 1917 dijo que el fin de la guerra llegaría si el Santo Padre y los obispos consagraban Rusia a su Inmaculado Corazón, ofrecían los primeros sábados de cada mes y rezaban el Santo Rosario. Así que pedimos al Santo Padre que cumpliera esa petición una vez más”.


Para entender que es lo que el Santo Padre va a realizar puede ayudar explicar que es una consagración. Se trata de un acto de culto por el cual un cristiano, dedica a María a sí mismo o a otras personas sobre las cuales tiene potestad espiritual (un padre a sus hijos, un párroco a sus parroquianos, el papa y mejor aún el papa unido al colegio episcopal a todo el mundo) colocándolas de un modo más intenso bajo el ámbito de la mediación mariana. Por medio de este acto entre ellas y María queda establecido un nuevo vínculo religioso. El consagrado se entrega a María con una pertenencia espiritual que tiende hacia la totalidad: totus tuus (totalmente tuyo) era el lema de Juan Pablo II. Y la Madre de Dios promete una mayor generosidad en la dispensación al consagrado de los dones divinos que Ella distribuye.


Dicho de otro modo, La Madre de Dios, unida a la Trinidad Beatísima como Hija, Madre y Esposa, a partir del 25 de Marzo volverá a redoblar su petición ante el trono de Dios por estas tierras eslavas que tanto la aman y sobre nosotros se derramará más intensamente su gracia. Por supuesto no todo quedará resuelto. Continuaremos viviendo en esta tierra de lágrimas. Los rusos y los ucranianos se convertirán, pero seguirán pecando, y no todo será de color de rosa.


Sin embargo, estoy seguro de que la Virgen va a ayudar a acelerar enormemente el proceso de pacificación de la región. Poco a poco, pero sin pausa va a producirse una desescalada de la tensión y también del sufrimiento de las pobres tierras de la Ucrania oriental en conflicto. Además, creo que cuando los Romanos Pontífices han convocado a participar en estos actos de culto en los que se invita a participar a todo el planeta no es por banalidad, sino que tanto Juan Pablo II como Francisco los han realizado cuando se han dado cuenta de que había una amenaza de guerra nuclear que podía aniquilarnos a todos. Así lo pensaba Sor Lucia, como acabamos de leer, con respecto al acto de 1984 y creo que en esta ocasión también todos entendemos que nos encontramos ante un peligro semejante. Pero la Santísima Virgen ha decidido ayudarnos y se ha puesto manos a la obra.


Con la esperanza puesta en la Madre de Dios viven hoy muchos de los habitantes de estas ciudades destrozadas de Ucrania. Hace unos días le preguntaba a una buena católica de Jarkov por su situación. Me respondía que estaba bien, con su anciana madre, sin salir de su piso y “esperando el día de la Consagración al Inmaculado Corazón”. Otra mujer, también de Jarkov, me decía: el Papa Francisco ha escrito una preciosa oración para la Consagración al Inmaculado Corazón, el pasaje que más me gusta en ese donde se lee: “Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada”.


Además de esta ayuda para lograr la paz, yo espero que esta nueva consagración de Rusia y Ucrania sea un impulso para la reevangelización de estas tierras. El mundo postsoviético todavía debe acercarse mucho a Dios. No pienso que esté más lejos de Dios que el occidente enfermo por la ideología de género, pero lo está de otra manera. En este sentido la consagración, a la que tantos de nosotros nos vamos a sumar, es una oportunidad que se nos brinda para elevar nuestra oración para que Rusia y Ucrania se acerquen entre sí y a Dios. Y también para que se cierre el abismo que parece que se está abriendo entre el occidente materialista y pagano, pero gracias a Dios pacifista, y el oriente, cada vez más ritual y vitalmente cristiano, pero todavía violento, y estos dos mundos vuelvan a encontrarse.


Quisiera llamar también la atención sobre el hecho de que durante estos días de tanto dolor en el que todo el mundo, incluidos los mismos rusos, parecen empeñados en olvidar el legado de profundo cristianismo y santidad, de amor a la Madre de Dios, a la Trinidad y a la Luminosa Resurrección de esta tierra de mártires, sólo la Santísima Virgen y el Santo Padre parecen apostar por Rusia.

Agradezco como el Santo Padre y la diplomacia vaticana han denunciado con mucha fuerza los “repugnantes” actos de violencia empleada, pero al mismo tiempo no han caído en el linchamiento mediático colectivo que ha hecho de cualquier ruso, aunque no tenga absolutamente nada que ver con el conflicto, un ciudadano de segunda categoría en todo el mundo. Han hablado con el Patriarca de Moscú y se han acordado de que hay católicos que seguimos viviendo en Rusia.


Por lo demás, no puedo dejar de hacerme la siguiente pregunta: ¿hasta qué punto la Santísima Virgen ama a Rusia, que ha decidido de nuevo acudir de una manera tan absolutamente extraordinaria en su ayuda? ¿Por qué este país es para Ella tan importante? A pesar de todos sus evidentes errores, ¿es posible que Rusia tenga un papel importante en el futuro del cristianismo en el mundo? En estas horas tan tremendas parece como si Ella fuese la única que sabe a dónde nos debemos dirigir. Aunque la repetición de las consagraciones es una práctica comúnmente extendida, -porque el papel humano en la consagración y el fervor y el recuerdo de los consagrados poco se va diluyendo, como todo lo humano-, si no me equivoco, consagraciones a María que impliquen a la totalidad de la Iglesia Católica, sólo se han realizado en relación con Rusia. Este hecho quizás se pueda explicar si recordamos la Aparición de Nuestro Señor en Tuy el 1 de mayo de 1936, en el que le dijo a Sor Lucia: “el Corazón Inmaculado de María salvará a Rusia que le ha estado confiada”.


Sí, Rusia ha estado confiada a María de un modo permanente y por eso este mensaje es enormemente importante para alimentar nuestra esperanza. En este sentido es bueno recordar como los católicos bizantinos rusos ya en 1947, rezaban así a la Madre de Dios: “Tu revelación de Fátima, o Madre de Dios de la alegría inesperada, ha encendido en nosotros la luz de la esperanza, y ha despertado en nosotros nuevas fuerzas y deseos”. Queremos vivir contigo “en unión con todos los Santos de la tierra rusa, con todos los mártires que han dado la vida por Cristo a causa de la persecución por la fe, en unión con millones de cristianos rusos que Te aman y veneran, y con aquellos que continúan rezando delante de los santos iconos”.


Termino. Tanto los Rusos como los Ucranianos, pero no los griegos u otros ritos bizantinos, tenemos una fiesta común en honor a la Bogoroditsa. Se trata de la fiesta del Pokrov, la protección de la Madre de Dios. La consagración que el Santo Padre realizará el día 25 es también una actualización de esta íntima relación que une a la Madre de Dios con todos nosotros. A partir de ese momento su bendito omophorion se extenderá sobre nuestras ciudades, sobre nuestros valles, sobre nuestras gentes, irá calando en las conciencias de los que toman las decisiones y volverá la paz.


Y nosotros cantaremos junto con nuestros hermanos ucranianos, a los que une el nacimiento en la misma pila bautismal que es el río Dniéper en el corazón de Kiev: ¡Alegría nuestra, alégrate! ¡Cúbrenos de todo mal con tú purísimo omophorion! Porque no tenemos más ayuda que Tú, no tenemos ninguna otra esperanza que a Ti, Señora. Tú nos ayudas, esperamos en Ti, Tú eres nuestro orgullo, – somos Tus siervos, y no nos avergonzamos de ello.


Otets Aleksandr Burgos

Párroco católico de rito bizantino-ruso en San Petersburgo


Puede consultarse:

Sobre la Consagración al Inmaculado Corazón de María: “La Consagración al Inmaculado Corazón de María, 50 preguntas y respuestas” http://lapisalbus.blogspot.com/2014/02/la-consagracion-al-inmaculado-corazon.html

Sobre el Santuario del Icono de Fátima: https://fatimarus.com/

Sobre la parroquia bizantina de San Petersburgo: https://soshestvie-rkcvo.ru/

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