Eduardo Dato y León XIII Jornada de Estudio en el Ateneo de Teología
- tonovelasco
- 29 may
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Acabamos de terminar el último de los seminarios de profesores de historia de este curso en el Ateneo de Teología de Madrid con la interesante intervención del profesor Luis Crespo (León, 1947) que ha hablado sobre Eduardo Dato (1856-1921) y León XIII (1810-1903).

La conferencia se ha basado en el reciente trabajo publicado por el mismo Luis Crespo, que refleja con gran precisión la microhistoria de una ciudad, Sahagún (León, España) y durante un tiempo concreto (1837-1916) y los avatares de la doctrina social de la Iglesia en la vida de una comarca española y, en concreto, en la vida del que fuera presidente del Consejo de Ministros de España en los siglos XIX y XX.
La lectura de este trabajo recuerda la andadura comenzada por José Andrés Gallego, catedrático de la Universidad de Historia Contemporánea de la Universidad de Cádiz e investigador del CSIC cuando, para estudiar la revolución francesa quiso tomar la óptica de “la gente poco importante”.
Del mismo modo, el profesor ha recordado que los principios de la doctrina social de la Iglesia recopilados por León XIII, se habían vivido desde los comienzos del cristianismo con toda naturalidad como parte de la teología moral que habían aprendido de labios de Jesús y de los apóstoles que habían convivido con el Señor.
El profesor Crespo se ha detenido en la biografía del presidente Eduardo Dato, en la encíclica de León XIII, “Rerum Novarum” (Roma, 5 de mayo de 1891), y en la documentación conservada en el Archivo de la Universidad de Navarra de la familia de Luis de Miguel Aláiz y con todo ello y otras investigaciones complementarias ha podido elaborar el trabajo que nos ha presentado y que publicaremos en el volumen “Historia de la confianza en la Iglesia” en el 2027.

Efectivamente, la lectura sosegada de este breve trabajo arroja una primera luz: la actuación de Eduardo Dato y de los cristianos de la ciudad de Sahagún, León, España, entre 1837 y 1916, muestra cómo vivían con toda naturalidad su fe cristiana y procuraban que se reflejara en su modo de relacionarse con los vecinos y autoridades y colaboraban con los principios éticos y de caridad cristiana en los diversos ámbitos de su vida privada y civil. Lógicamente, con sus fallos y equivocaciones.
Es interesante que toda la historiografía del período indicado que están tratando de la llamada “cuestión religiosa” con tal intensidad que parecería que estaban quemando iglesias y expulsando obispos de España todos los días. Finalmente, hemos de referirnos a la naturalidad de la coherencia con la que fueron brotando en la propia sociedad civil iluminada por la fe y la caridad y la honradez soluciones a los problemas sociales de la época: las cajas de ahorro y Montes de piedad, los subsidios, los seguros, etc.
José Carlos Martín de la Hoz
Ateneo de Teología
