Era sábado 21: mediodía. Empezábamos a llegar hasta encontrarnos un buen número de jóvenes universitarios en el Ateneo de Teología. Nos vemos con frecuencia, pero hoy era un día especial, nos acercábamos al Domingo del Domund y este lugar de reunión de sacerdotes o de jóvenes que deseamos que el Señor se cruce en nuestro camino, como lo hizo con los discípulos de Emaús, y nos ayude a ver qué sueño tiene hacia cada uno de nosotros, adquirió desde hace tiempo un compromiso misionero.
Cada año, como se puede ver en nuestra página web, rezamos por la misión de evangelizar que la Iglesia difunde en el mundo, especialmente en tantos lugares en los que sus gentes no han oído hablar de Dios.
Comenzamos nuestra jornada viendo el video-testimonio preparado para el impulso misionero en este año 2023. Saturnino Pasero, un sacerdote que quería expresar su sacerdocio en tierra de misión cuenta su historia y explica la razón por la que decide marchar a Benín, dónde había de trabajar 40 años. Allí se encontró con una gran labor misionera: el Evangelio penetró en los corazones de aquellas gentes que encontraron y rápidamente se multiplicaron; de la primera comunidad que se formó compuesta por tres personas, ahora son cuatro parroquias distintas que trabajan con gran afán y deseo de llegar a más. Nos impactó el vídeo preparado para esta jornada del Domund de 2023 y preparó nuestro ánimo para todo lo que habíamos de escuchar y testimonios que habíamos de recibir y que llegaron a admirarnos.
El Domund como expresión de la dimensión misionera de la Iglesia que ha de ser por otra parte la de todo cristiano es el cauce valioso para que el Evangelio se haga presente y difunda en tierras de misión. Me gustó el pensamiento que transmitieron Pablo y Gloria, dos jóvenes para la Misión que nos hablaron de llevar el Amor de Cristo a tantos que aún no le conocen. Ellos que hicieron misión en Perú, Etiopía, la India, impresionaron a cuantos asistíamos por el compromiso que llevaban dentro como laicos para colaborar dentro de la Iglesia en la transmisión del mensaje. Conocían bien -se apreciaba- el mensaje de Santa Teresa de Calcuta: tener sed de querer a tantos y tantos necesitados de Dios y de los demás. Llegar a cuantos podemos no tanto con el deseo de que me quieran sino que yo aprenda a quererles a ellos. Sin duda, pensaba: ¡enorme vocación!. Pablo y Gloria se conocieron acercándose a los demás y así se acercaron también entre ellos hasta establecer un noviazgo firme y estable. Nos contaron que el próximo año por estas fechas ya se habrán casado y seguirán comprometidos con la Misión. Aplaudimos con ganas.
Intervino también Álvaro en nuestro Foro del Taller de Apóstol con su testimonio sobre la Misión nos habló de la petición que le hizo su seminario para pasar un tiempo en Etiopía, en Addis Abeba ¡Fue genial escucharle!. En el Ateneo de Teología Álvaro no es nuevo. Su vocación nació aquí, entre estas paredes están sus orígenes, y son muchas las horas compartidas con otros jóvenes y sacerdotes que acuden periódicamente. A Álvaro le hemos visto estudiar e ilusionarse día a día con la posibilidad de llegar a ser sacerdote. Ahora en el seminario de Segorbe-Castellón está a punto de alcanzar y vivir un sueño que, más que suyo, es el sueño de Dios. ¡Enhorabuena Álvaro! Estamos todos contigo. ¡Con cuánta emoción y recuerdos bonitos fuiste haciendo tu relato! A través de fotografías vistas en grande fue exponiendo su estancia en el orfanato de las Hijas de la Caridad en la capital de Etiopía. ¡Cómo te querían aquellos niños a los que con tu fuerza levantabas en alto! El lema de este año en Domund se cumplía donde estabas: Corazones ardientes: la Eucaristía a la que te acercabas a diario para la Comunión o los tiempos tempranos de oración y adoración al Santísimo como hacían las Hijas de Santa Teresa de Calcuta hacían arder tu corazón para ponerlo en tantos y tantos como lo necesitaban. El Papa Francisco diría: “No es posible encontrar verdaderamente a Jesús resucitado sin sentirse impulsados por el deseo de comunicarlo a todos” … eso has hecho: Pies en camino.
Aún quedaba la guinda que puso en esta jornada el sacerdote Alejandro Díaz Ventura, de la diócesis de Segorbe-Castellón. Nos comunicamos con él y pudimos verle y escucharle. Estaba dando ejercicios en Calcuta a religiosas de las Hijas de la Caridad de la India, Canadá, Alemania y diversos puntos de África. Nos habló con entusiasmo de la gente que espera oír hablar de Dios: gente abierta a la fe, gente que viene y pide el Bautismo, gente que tiene sed de Dios. Todo empieza -nos transmitió- por el deseo de santidad personal: buscarla día a día, cultivar el cariño por la gente, aprender a escuchar. Nos pidió rezar por los misioneros: lo hicimos enseguida en la oración en común ante el Santísimo y nos queda un último consejo: pedir a los jóvenes que se dejen alcanzar por Cristo. Gracias a todos vosotros que nos habéis ayudado a entender más sobre la Misión.
José Ignacio Varela
Director del Ateneo de Teología