En esta ocasión fue en Molinoviejo, cerca de Segovia, donde buscamos y encontramos unos días de recogimiento y oración.
Hacia allí nos encaminamos el pasado 30 de enero un grupo de 30 sacerdotes, llegados desde distintos puntos peninsulares. Llevamos ya algunos meses de curso y se nos antojaba la necesidad de pararnos y reflexionar. Algunos profesores o doctorandos; otros párrocos con destino pastoral en pueblos o ciudades; también había los que saben encontrar tiempo para poner por escrito las conclusiones de los conocimientos adquiridos mediante el estudio o la lectura: escritores jóvenes que apuntan maneras y podrán alcanzar mayor sabiduría, que sabrán transmitir; unos pocos ya han cursado una larga experiencia pastoral y, aunque recogidos en una Casa Diocesana Sacerdotal donde disfrutan un merecido descanso, querían también seguir practicando la experiencia espiritual de una oración más continuada que ofrecen unos días de retiro.
Maciej, Mateusz o Wagner, en trabajos de tesis doctoral en la Universidad de Navarra, aportaron la nota internacional al grupo de participantes; César y José Miguel, con larga experiencia académica y escritores consagrados prestaron su sabiduría, a quienes hacíamos el retiro, en charlas de rico contenido espiritual y pastoral; Monseñor Moliné de origen aragonés y Obispo Emérito de Chiclayo (Perú) nos recordó -al saludarle el primer día- la larga lista de sacerdotes que al igual que Isaac o Hipólito -también aquí estos días- fueron capaces de dejar sus raíces para adentrarse en la Misión Evangelizadora tan querida y proclamada por el Papa Francisco que ha querido presidir el Dicasterio para la Evangelización en la Curia Vaticana; Antonio, Marcos y Miguel nos dejaron el testimonio de últimas publicaciones en Teología Fundamental, Liturgia o Sacramentos; y una presencia que siempre agradecemos es la que en esta ocasión ofrecieron Ángel y José Miguel que, como buenos organistas, enriquecieron todos los actos de Culto que tuvimos ocasión de celebrar.
Los tiempos de meditación dirigidos por Alfonso Sanz, experto en Sagrada Escritura; de oración personal; de Adoración al Santísimo Sacramento en la Custodia, como recuerda el Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbíteros, se fueron sucediendo al tiempo que anotábamos nuestras consideraciones, reflexiones y propósitos. Fuera de la casa de retiros el silencio natural de una finca a los pies de una Sierra que siempre hemos conocido por el nombre la la Mujer Muerta. El frío propio de estas fechas y un sol que no esperábamos y que no impedía el frío nos impulsaba al paseo o a acudir con frecuencia a la Ermita de la Madre del Amor Hermoso que, entre los pinos, nos recordaba una presencia: la de San Josemaría, que tanto empeño puso en preparar este lugar de silencio y oración del que ahora tantos y tantos como pasamos por Molinoviejo, podemos disfrutar.
Al irnos de aquí, hace hoy justo una semana uno se despedía y me decía, es cierto: ¡Molinoviejo me robas el alma!
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